
Cuando los peligros de fraudes digitales se alojan en Facebook
• 98% de los ataques cibernéticos podría evitarse con medidas básicas de seguridad digital
Periódicamente escuchamos alertas sobre el peligro de recibir llamadas y entregar datos claves de contraseñas y cuentas bancarias, y también sobre el riesgo de abrir enlaces malintencionados en correos electrónicos o mensajes de texto que direccionan a sitios que no son seguros, y que los ciberdelincuentes aprovechan para robar información sensible, realizar transferencias y desfalco de fondos.
Un poco menos nos han hablado, o hemos investigado sobre ¿qué pasa cuando el enemigo está más cerca y es más difícil de identificar?, ¿qué pasa cuando se aloja en redes sociales como Facebook, por ejemplo?
Facebook es la principal plataforma social en la que se comenten fraudes digitales. Ofertas que suenan irresistibles, precios de productos que parecen un sueño (y que terminan en pesadilla), falsas ventas de pantallas o de computadoras, agencias y ofertas de viajes inexistentes, y una lista interminable de ideas para obtener dinero de forma sencilla.
En la mayoría de los casos, el engaño consiste en crear páginas clonadas de empresas, agencias de viajes y firmas comerciales diversas, así como páginas falsas que incluyen los logos de todos los bancos del sistema financiero nacional. La similitud es tal, que es muy sencillo creer que se trata de una página oficial y que la información es verídica. Lo que los estafadores hacen, es aplicar cambios muy sutiles en letras o caracteres, modificaciones que son imperceptibles, y agregan un dominio (dirección) que es alternativo.
La principal debilidad del usuario ante estas prácticas es la prisa. Actuar con un sentido de urgencia que insta a aprovechar supuestas ofertas y oportunidades de ayuda para realizar pagos de forma rápida con acompañamiento en el proceso, y es ahí donde las personas confían y se vuelven presas de los estafadores, porque les hacen creer que todo va a quedar en orden y pagado a tiempo. En algunas ocasiones es común que hasta les ofrezcan comunicarse con otros bancos para ayudarles con el proceso, y esto no es algo que realicen los bancos.
En la actualidad, ya no es suficiente con limitarse a revisar la dirección que aparece en los buscadores (verificar que el https tenga el candado), para comprobar que se trata de un sitio seguro. El candado no refleja las verdaderas intenciones ni la naturaleza de los anuncios que aparecen en él.